December 05, 2008

Todos y todas hablando así y asá

Hace muchos años, un ocho de marzo por la tarde, unas feministas de pelo muy largo y sin cepillar fueron a dar una conferencia a la ENAH sobre algo propio de la fecha. De las múltiples horas que debió durar la mesa, me quedaron dos oraciones bien grabadas. Una me gustó mucho y me pareció el único enunciado sensato que les oi decir en toda la tarde. Era algo así como "El feminismo no sólo se trata de mejorar la condición de las mujeres, sino las de todos, porque los hombres tampoco están bien". Sí, me parece que la equidad empieza por reconocer que la desigualdad nos afecta a todos por igual. La otra oración se me grabó porque después y antes de ese día la oí repetir hasta la náusea: "El español es una lengua machista". Cuando la mujer empezó a usar el plural "estudiantas" me salí del auditorio.

Eso ocurrió hace tantos, pero tantos años, que en ese entonces acusar a una lengua de sexista era un enunciado contestatario. Duplicar los sustantivos (niños y niñas, trabajador y trabajadora, estudiantes y estudiantas (!)) exaltaba la supremacía de la consistencia ideológica sobre la consistencia gramatical. Es decir, fue muchos años antes de que la clase política, empezando con Zedillo, usara los dobles sustantivos en sus discursos proselitistas.

La pregunta sobre si se puede considerar que un idioma es sexista es muy gastada. La discusión sobre si tratar de 'arreglar' un problema gramatical tendrá alguna repercusión en las prácticas sociales de quienes hablan ese idioma está también trilladísima y pasada de moda. La respuesta a las dos interrogantes, como ya todos sabemos, es "no" y "no", respectivamente.

Hoy sabemos que el género gramatical no tiene nada que ver con el género social, y para muestra, bastan veinte botones: las lenguas bantúes llegan a tener hasta veinte géneros gramaticales, sin por ello tener veinte roles sociales asociados uno a cada uno de ellos. A la inversa, hay culturas donde la lengua no tiene marcas de género (el inglés, para no ir más lejos, o el chino) y los papeles asociados a los hombres y a las mujeres son cualquier cosa menos equitativos. Fin de la discusión.

Practi-tip ociolingüístico de hoy:
Por decoro, por no perder el estilo, o al menos para que no lo confundan con candidato a presidente municipal en campaña o con delegada del DIF, nunca, por el amor de Dios, nunca use dobles sustantivos. Corre usted el riesgo de oirse tan bizarro como los siguientes ejemplos de la vida real:

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ATENCION: esto NO es una dramatización. Las siguientes son oraciones reales, escritas por hablantes reales, y traidos hasta sus pantallas por la magia del copy-paste. Ninguna de ellas ha sido alterada (ni siquiera los signos de puntuación han sido editados).
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(1) La tía bloggera:
holaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! sobrino ¡¡¡¡¡¡feliz dia del niño y de la niña a todos y todas !!!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Feliz día de la niña y del niño, sobrino? Si mi sobrino es niño, ¿qué carajos tengo que estar aclarando que también es día de la niña? ¿No se vaya a ofender quién? ¿El niño? Como si le importara. Quizás la autora de este despilfarro oracional es una tía hiper progresista que cree en el "género fluctuante" (en el que yo sí creo, dicho sea de paso, pero que una vez más, no tiene nada que ver con el género gramatical) y piensa que su sobrino queer puede elegir su género a discreción: puede que hoy elija ser niño, y en unas semanas decida usar tutú.

Pero además de dar información inútil, el afán de corrección política de la tia bloggera la lleva a un callejón sin salida: feliz día a todos... ¿y todas?. ¿Qué no "todos" por definición son todos? Supongamos que organiza usted una despedida de soltero para su mejor amigo (lo cual ya es mal gusto de por sí, pero ese es un tema aparte). Todos sus amigos varones están invitados, pero las mujeres no lo están. ¿Acaso diría "pueden venir todos pero todas no"? O "pueden venir todos pero no algunas". No creo. Cuando uno dice "todos" ya se jodió, y son todos. Por eso decir "todos y todas" no sólo es chocante: es ilógico. Qué bueno que en los panteones antiguos no tienen internet, porque Aristóteles se revolcaría en su tumba si leyera a la tia bloggera.

(2) La ONG progre:
Este día también sirve para llamar la atención sobre las vidas de los niños y niñas africanos.

Esta oración se refiere también al día del niño y de la niña, que es el festejo que más ha sufrido los embates del doble sustantivo. Porque casualmente, no hay día de la secretaria y del secretario ni día del compadre y de la comadre, o día del cartero y de la cartera. Uno dirá que porque son roles típicamente ejercidos por gente de un solo género. Pero ¿porqué no se rebautiza Sambalentín como "día de los novios y de las novias"?. Porque, de acuerdo con la lógica (¿dije "lógica"?) del doble sustantivo, "el día de los novios", así como está, tiene que ser un festejo exclusivo de parejas masculinas homosexuales.

En este ejemplo se refleja el miedo que tiene esta ONG de que le reclamen el haber llamado la atención sobre las vidas de los niños africanos y ni acordarse siquiera de las pobrecitas niñas africanas. Para evitarse reproches, el que redacta el comunicado recurre al viejo truco del doble sustantivo. Pero, un momento: "niños y niñas africanOs"? por qué no "niños y niñas africanos y africanas"? ¿O al final sólo se incluye a las niñas africanos, olvidándose, como siempre, de las niñas africanas?

(3) El luchador social sindicalista:
Los trabajadores y trabajadoras no son tontos.

...ni tontas, hay que aclarar, ni tontas. Porque así como está esta oración, pareciera que los trabajadores no son tontos, y las trabajadoras no son tontos tampoco. Con lo cual, ¿tontas sí son? Si ya empezamos a duplicar el sustantivo, hay que ser consistentes en toda la oración: también se duplican los adjetivos, cuantificadores, posesivos, etc.

Por ejemplo, si tengo dos sobrinos, una niña y un niño, tendría que decir: "Qúe bueno que trajiste a tus sobrinos. Yo también traje al mío y a la mía". La oración del luchador social, pues, a riesgo de que le saque risas al patrón y a los mismísimos trabajadores, quedaría así: "Los trabajadores y trabajadoras no son tontos ni tontas".

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En conclusión, la motivación detrás de esta aberración lingüística del doble sustantivo consiste en identificar una asimetría gramatical (el hecho de que la forma de los plurales y los sustantivos genéricos tengan la terminación "o" que corresponde al masculino) con una asimetría ideológica (el dominio del género masculino sobre el femenino en la interacción social).

Afortunadamente, la lengua tiene vida propia y no está sujeta a los caprichos o extravagancias de sus hablantes. Así que si usted ha intentado ser políticamente correcto mediante el uso del doble sustantivo, desístase. Su recurso no sólo no va a cambiar en nada la desigualdad social de género, ni mucho menos las reglas de concordancia gramatical, sino que lo van a hacer quedar en ridículo, y el mensaje nunca llegará a su audiencia. Sus interlocutores pasarán mucho tiempo tratando de procesar oraciones demasiado largas, (redundantes en el mejor de los casos, paradójicas en otros), y tratando de averiguar mentalmente por qué se complica usted tanto la vida para decir algo tan sencillo. Además, pensándolo bien: si duplicar los sustantivos para hacer explícitos los dos géneros fuera mínimamente efectivo y racional, Fox y Martita nunca lo hubieran usado, para empezar.