November 29, 2008

Nuestros tocayos en Filipinas

Hace unos días escribí sobre las palabras del inglés que se cuelan en español y cómo algunos las ven con malos ojos. El punto era que los prejuicios contra las palabras extranjeras en una lengua son simplemente prejuicios: sentires políticos, meras opiniones, y no tienen nada de científico en su base.

Una prueba de que la fobia ante las palabras de origen extranjero, como toda fobia chauvinista, es una fobia irracional, es que no todas las palabras extranjeras presentan ante el prejuiciado la misma amenaza. Por ejemplo, todo el mundo ha tenido aguna vez un deja vú y mi abuela guardaba su necesér en el secretér. Es más, uno pide sus huevos a la mexicana sin jamás darse cuenta de que el uso de "a la" es una manera de hablar a la francesa que se adaptó al español sólo recientemente. Y, excepto los que insisten en llamar "jardín de niños" a un local parecido a un manicomio con personas de menor tamaño y que generalmente no tiene jardín, nadie usualmente blande su Diccionario de Autoridades cuando alguien dice que su niño ya va al kinder. Es claro que el origen francés o alemán de ciertas palabras usadas en español no es tan intimidante como el origen anglosajón de otras. O mejor dicho, el origen angosajón y gringo de otras palabras. Porque el inglés británico tampoco se presta a tanta crítica. Es muy común encontrar, sobre todo el los pueblos del sur de México, que al baño lo anuncian como "WC" (o mas comúnmente "WC $3"). Mi tío le decía "el wáter". Los gringos no lo llaman water closet, sino que se refieren a el con un préstamo del francés: toilet. Cómo se aferró un término británico a los excusados de las costas de Guerrero y los pueblos de Michoacán, no lo sé. Pero a nadie parece molestarle.

La amenaza bárbara contra la cual hay que defender, limpiar, pulir y fijar nuestro esplendoroso idioma español, parafraseando el lema de la Real Academia, no es, pues, cualquier lengua extranjera. Tampoco cualquier lengua. Por ejemplo, a nadie jamás se le ha ocurrido que en México se cambien los nombres de las tlapalerías por el de "pinturerías" (como sí les llaman en el Sur de América porque ahí no tuvieron nahuatl que les prestara la palabra "tlapalli"). La lengua que nos prestó el aguacate y el chocolate quedó suficientemente avasallada por nuestro portentoso e imperial español, así que las rebabas que queden de nahuatl en nuestra lengua son joyitas pintorescas sin importancia. No cualquier barbarismo desvirtúa, contamina o empobrece nuestra lengua: sólo los barbarismos que vienen de la lengua mayoritaria del vecino poderosísimo del norte, ante el que nos sentimos chiquitos y amenazados. Pareciera que expulsando los préstamos gringos conjuramos la maldición de un posible caballo de troya lingüístico y la inminente aniquilación de nuestra cultura. Como si todos fuéramos a terminar hablando inglés sólo por escanear documentos.

Habría que ver, dice Larisa, si del español se han colado préstamos en el inglés de los vecinos. La respuesta es que sí, pero no al mismo grado. Finalmente en la correlación de fuerzas español mexicano-inglés gringo la lengua mayoritaria es la de ellos. El tipo de cambio lingüístico es aproximadamente igual que el del peso frente al dólar: 13 a 1. O sea que por cada vez que un gringo pronuncia guacamole y taco, un mexicano usa unos ventiséis champú, jomles, chow, etc. Mi colega Danny, que sabe todo sobre español de Nueva York (de Nueva Yol, como le llaman sus hablantes) jura que en inglés es cada vez más común no pronunciar los sujetos (onda Really liked it en lugar de I really liked it), gracias a la influencia de estos hispanohablantes (quienes, a cambio, dicen cosas como Yo me gusta bastante).

En las Filipinas hay una ciudad que se llama Zamboanga, en la isla de Mindanao, donde se habla un idioma que se llama Chavacano o Zamboangueño, o Chavacano de Zamboanga. Este idioma nació como una mezcla entre el español y las lenguas locales (Cebú, Tagalo, Tausug, etc.) en el siglo XVII, cuando los españoles construyeron aquí un fuerte contra los moros. En Mindanao se comen tamales. "Mercado" se dice chianguis, chingona es una prostituta, y chingon pues lo mismo pero en masculino. Zacate se dice zacate y tocayo se dice tocayo. Uwang es el aullido del perro. No sé de dónde viene esta última, como no sé de dónde vienen todas esas otras palabras como sabulag, 'esparcido', o tiplak, 'dar un susto'. Evidentemente, un gran porcentaje del léxico Chavacano es de base española, y de esta porción, muchas palabras son de origen nahuatl. Dicen que esas palabras viajaron en la Nao de China desde Acapulco. Otros dicen que en la construcción del fuerte los españoles llevaron 300 soldados mexicanos, que seguro llegaron allá con sus español todo contaminado de indigenismos y llegaron a desvirtuar las purísimas lenguas de Mindanao. Como en Mindanao no había Real Academia del Tausug o del Tagalo, los locales no se escandalizaron al empezar a usar palabras como zacate o sabroso, sino que al contrario, el hecho de que usar estas palabras sin mucho prejuicio facilitara la comunicación entre personas de orígenes tan diversos culminó en la creación de una nueva lengua. Gracias a eso ahora puede uno viajar tan lejos como Filipinas y sentirse un poquito en casa. Supongo.

November 25, 2008

Querido blog:

Yo nunca tuve un diario. Eso sí, intenté comenzar muchos diarios. Muchas veces tomé la resolución de escribir disciplinadamente en un cuadernito todos los días. Y empezaba, según una fórmula que aprendí no sé en dónde: "Querido diario:" Luego llenaba páginas y páginas con una sarta de nimiedades, porque creía que mi obligación era detallarle a mi querido diario -al cual dicho sea de paso, no le tenía el más mínimo cariño- lo que había hecho en el día, cosas como: "Hoy me levanté a las seis, me lavé los dientes, me puse el uniforme; ah no, primero me bañé..."

Lo más aburrido del diario era que nadie lo iba a leer jamás. Ni yo misma. Ni mi madre aunque se lo encontrara accidentalmente dejado a propósito sobre mi cama. Era parte de escribir un diario el guardarlo bajo el colchón o incluso bajo llave, como si contuviera los más atroces secretos de la adolescencia. Se imagina uno que los diarios de las adolescentes están llenos de narraciones eróticas en primera persona o de terribles confesiones sobre los cálculos egoístas detrás de una aparente amistad, o que se desentraña en ellos la madeja existencial de esa etapa liminal de la vida humana. Pero no. Los diarios de las adolescentes están llenos de cosas triviales y tan repetitivas que terminan siendo increíblemente parecidos al guión de El Día de la Marmota.

Cuando fui más grande, siempre que viajé empecé un diario. Entonces no me sentía obligada a escribir todos los días, sino sólo cada vez que el tiempo me lo permitía. Además, mi cuaderno de viaje era buena compañía cuando andaba sola. El problema fue que el alcohol resultó ser la mejor compañía de mi cuaderno de viaje. Al final ellos dos se acabaron entendiendo y cada vez que traté en la sobriedad o en la resaca de repasar lo que había escrito, todo eran garabatos incomprensibles, y el cuadernito terminaba con textura de chicharrón y oblea de pasar tanto tiempo remojado en cerveza.

Tiempo después descubrí la magia del correo electrónico y la función "blind copy". Entonces llené las bandejas de mis amigos con correos colectivos. Generalmente eran propaganda política sentimentalista. Uno de ellos se fue forwardeando y forwardeando hasta que me llegó de regreso, enviado por alguien que a su vez lo había recibido de no sé quién más. Un día lo encontré publicado en famoso blog de referencia obligada en las elecciones del 2006. Ahí venía mi escrito desplegado bajo el decoroso nombre de Anónimo. El que lo posteó lo había recibido cuando la firma original ya se había perdido. Aunque también se perdió en el camino el flamante título que le había puesto ("Gelatinas de nuez"), me llenó de una alegría desconocida y muy parecida al orgullo ver cómo había llegado hasta allá casi intacto mi avioncito de papel.

Para entonces yo me vanagloriaba silenciosamente de ese descubrimiento: "Mi género es el email". Me gustaba el email porque uno selecciona a su audiencia (pace el fenómeno incontrolable del forward); aunque bien no sabe quiénes terminarán leyendo, o mejor aún, contestando, y quiénes lo clasificarán como correo no deseado sin otorgarle siquiera el beneficio de la duda. Pero el email es intrusivo, y en algún momento me llegó a aterrar la idea de que mis amigos asociaran mi nombre con el horrible "sentimiento de espam" -i.e. el rechazo automático que sentía uno en los ochentas al recibir la correpondencia de Readers Digest donde dice que se ganó uno (el derecho a concursar para ganar un boleto para la rifa de) una casa en Acapulco-. Así que decidí abandonar también el rudimentario método del mail colectivo.

Por lo tanto, necesité un lugar más para hacer públicas las estupideces que se me iban ocurriendo en el tiempo de ocio, que para mí es todo el tiempo en que vivo a conciencia. Entonces conocí el blog de Larisa y pues lo que hace la mano hace la tras, lo que hace Larisa lo hago yo, y así es como salí con esto de ponerse las botitas. Los que no somos escritores de profesión escribimos por una sola razón: pasamos mucho tiempo solos. La vida, que es maravillosa, sucede frente a nosotros sin que nadie más lo atestigüe. Tenemos tiempo de sobra para revivir recuerdos, "verlos en cinito", como le dice David. Muchas veces al día me dan ganas de decirle a alguien "¿Viste? ahí va un pedazo de mundo" o "Mira: está regresando febrero de 1994". Pero al lado mío rara vez hay alguien. Y cuando lo hay estoy más ocupada en vivir que en ver la vida pasar. Por eso escribo, Oscar. Por si algún día te detienes por aquí.

November 18, 2008

Inmigrantes ilegales, no me ensucien mi español

El otro día me pidió Fernando, así nomás, que "posteara"(sic) "algo" (sic) sobre esos verbos como postear, bloggear, escanear, chatear, etc. Y a pesar de que seguro la Biblioteca del Vaticano tiene una sección especial dedicada a este fenómeno, aquí va mi humilde aportación seguida de su practi-tip ociolingüístico.

A mucha gente le debe parecer, porque así lo he oido, que el uso de estos gringuismos contamina nuestro idioma. Hay quienes piensan que son verbos del inglés, a los que nomás conjugamos en español, ahi si acaso agregándoles una "e" cuando la palabreja comienza en una secuencia de consonantes incómoda (como le hacemos al eslípin y desde hace mil años los cuates del Cid le hacían a la escuela).

Estos verbos mojados cruzan el Río Grande en sentido contrario con todo y prole: escanear viene con el escaner y el escaneo; chatear llegó con todo y chat. Y bloggear trajo consigo al blog. Pero la verdá es que nos chocan los sustantivos que terminan en consonantes que no sea 'n' o 's', así que de ser posible, quítesela: 'bló'. Al chat se le puede decir 'chad', como un vecino que al pueblo de Zacatepec decidió rebautizarlo Zacateped, y decía "Verdá que vives en Zacateped?"

Pero me estoy desviando del tema. Hace años, mi amigo Pablo, que "trabaja con computadoras" (para mí toda la gente que trabaja frente a una máquina hace algo misterioso y complicado, así que no sé distinguir entre un programador, un computólogo, un ingeniero en informática y un simple gamer yonki), me decía que los españoles, en su obsesión por no "contaminar" la mal llamada Lengua de Cervantes, traducían todos los términos informáticos hasta el colmo del ridículo: ordenador por computadora, ratón por maus, y (aquí viene el comentario controvertido cuya veracidad no me consta) a Windows le dicen Ventanas y Microsoft es Microsuave. Me imagino que en esa misma línea, mi 'gamer yonki' se llamaría 'videojugador drogodependiente'.

Hay que reconocer que el intento de los españolcentristas recalcitrantes por mantener su lengua madre inalterada y sin mancha ha rendido sus frutos: nadie les entiende.

Pero las clases medias y medio educadas, sobre todo en Latinoamérica, han sido menos conservadoras. Por eso hemos recibido sin trabas a tantos y tantos refugiados léxicos del norte, incluso desde antes del boom informático. Ruy se la pasa horas y horas rendereando, yo bloggeando y el Brother debraya con sus posters. Larisa aplicó a un doctorado, Lucero de vez en cuando me eskaipea y Brujo se queja de que no puede multitaskear.

Intermedio:

Ejercicio Españolocentrista
Póngase su camiseta del Real Madrid y rinda honor a la Corona y sus Caballeros de la Real Academia, traduciendo al "español correcto" las seis últimas oraciones del párrafo anterior sin usar raíces mojadas.

(Pista: Si no lo consigue en menos de veinte minutos y sin usar el diccionario, quizás sea porque esas oraciones, de hecho, ya están en español. Y no podrían ser más correctas).


Por eso, más que practi-tip, esta tarde los dejo con la lista que le voy a enviar a los Reyes (pero no a Juan Carlos y Sofía, obvio, sino a los otros, los del grupo étnicamente diverso que le roba los zapatos a los niños pobres en Enero):

Lista de palabras (verbos y sus derivados) que me URGE que se incorporen al español


- Procrastinar
Ejemplo: No terminé el trabajo porque me la pasé procrastinando en facebook.

- Afordar
Ejemplo:
Sabes bien que esa colegiatura no la podemos afordar.
Mejor ejemplo aún:
Esa colegiatura es inafordable.

- Textear
Ejemplo:
Estuve llamando a Lucero, pero no contesta. La voy a textear, mejor.

- Shufflear
Ejemplos:
Si no sabes qué música poner, nomás shufflea.
Hoy sí me gusta cómo está shuffleando mi ipod.

Y esta que no es verbo pero que cómo me hace falta:

- Opinionado.
Ejemplo:
La cosas que escribo en este blog no son tratados científicos. Sólo son despotricos de una ociosa opinionada.

Lista de palabras que ya se pueden llevar, gracias:
- Wokman
- (Peor:) Diskman
- Cidí (nos gustó más el Cedé)
- Dívídí (igualmente, nos quedamos con Dévedé)
- Disket (¡por el amor de Dios!. ¡Llévensela! Sólo mi mamá la usa y ni sabe para qué).

Y así, palabras van, palabras vienen. Algunas vienen de paso, se quedan un tiempo, la gente las deja de usar, y se olvidan. Otras se quedan para siempre. La lengua que recibe esas palabras, técnicamente llamadas 'préstamos', cambia un poquito a partir de ellos, pero nunca radicalmente. Dicho de otra manera, los préstamos nunca han matado una lengua, por muchos que sean.

Me parece que a veces le tenemos a las palabras de origen extranjero la misma fobia irracional que algunos le tienen a las personas de origen extranjero. Y defendemos la 'pureza' de la lengua igual que un neonazi defendería la 'pureza' de su raza: con la ingenuidad de quien no se da cuenta que las lenguas nunca han sido 'puras' y que su existencia es posible precisamente gracias al contacto y al cambio constante. Vemos a los alienígenas con malos ojos, pero bien que los explotamos, y a la hora de hacer el trabajo sucio no hay quien lo haga mejor. O simplemente no hay quien lo haga (¿alguien tiene un mejor nombre para internet? ¿"entrerred"?). Y al cabo de unos años, las palabras inmigrantes, que antes eran ilegales, obtienen su ciudadanía y después ya nadie se acuerda de que el líder, el clip y el folder, el mitin y el jonrón, también llegaron alguna vez a vivir en nuestra lengua como ciudadanos de segunda clase.

November 16, 2008

Aquí nomás, sólo un post sobre 'solamente'...

Alguien me preguntó un día cómo se dice en español "Only Mary got the job". Y lo primero que se me ocurrió, como a todo el que tuvo que aprender inglés en una escuela, es que "only" en español se dice sólo (o solamente, que para mí son exactamente iguales, sílabas más, sílabas menos).

Una vez le preguntaron a Ana algo similar, y ella no dudó en traducir "only" como nomás. Así: "Nomás a María le dieron la chamba".

Anita tiene toda la razón del mundo. Fuera del español escrito, los mexicanos no usamos sólo, o solamente. Solamente usamos nomás:

(1) Para llegar la Central de Autobuses, nomás tienes que cruzar el puente.
(2) Estela nomás comió frijoles.

Claro que (1) y (2) no aparecerían así en un medio escrito. En su lugar, recurriríamos a las correspondientes (3) y (4):

(3) Para llegar la Central de Autobuses, sólo tienes que cruzar el puente.
(4) Estela sólo comió frijoles.

Mis reflexiones ociolingüísticas sobre esta equivalencia me llevan a plantear el siguiente:

Practi-tip lingüístico #5

- Intercambie el uso escrito de sólo por el pintoresco nomás, como hago a continuación con estos fragmentos extraidos de algún lugar por google:

Antes:
(5) Sólo en la última década se identificó a la obesidad como un problema de salud pública.
Ahora:
(6) Nomás en la última década se identificó a la obesidad como un problema de salud pública.

Antes:
(7) Sólo los mandatarios de Italia y España acudieron a la cumbre.
Ahora:
(8) Nomás los mandatarios de Italia y España acudieron a la cumbre.

El uso de nomás en lugar de sólo le añadirá un refrescante toque coloquial a su árido estilo periodístico; además de que le imprime al texto una cadencia de "cantadito".

- Lo verdaderamente interesante empieza cuando se hace el cambio a la inversa. En su conversación informal, sustituya nomás por sólo o solamente. Dele un aire solemne a sus cariñosos intercambios familiares:

Antes:
(9) Ándale chamaco, eeh? Nomás te veo jugando con esa botella y te voy a dar!
Ahora:
(10) Ándele chamaco, eeh? Solamente te veo jugando con esa botella y te voy a dar!

Antes:
(11) Yo le ruego y le ruego, pero nomás no da su brazo a torcer.
Ahora:
(12) Yo le ruego y le ruego, pero sólo no da su brazo a torcer.

Antes:
- Qué haciendo? -Ps, nada, ya ves. Aquí nomás.
Ahora:
-Qué haciendo? -Pss, nada, ya ves. Aquí solamente.

Antes:
-Mañana te pago. -Ándale, nomás no, eh?
Ahora:
-Mañana te pago. -Ándale, sólo no eh?

Antes:
-Porqué pellizcas a tu hermanito??! -Nomás....
Ahora:
-Porqué pellizcas a tu hermanito??! -Sólo....

Espero que este practitip ociolingüístico le sea tan útil como los anteriores. Si tiene idea de otros usos emergentes, urgentes o turgentes de "nomás", y "solamente", o si quiere pasar a saludar nomás por nomás, sólo deje su comentario, que es bienvenido como siempre.

November 13, 2008

Que devuelvan las entradas


I
Me acuerdo que la primera (y última) vez que mis papás me llevaron al cine no me llevaron a ver los Aristógatos o Starwars, sino que, valiéndoles un carajo mi opinión, o más bien porque no tenían con quién dejarme, fuimos a ver el Doctor Zhivago.

Yo debí tener unos cinco años, y no he tenido desde entonces experiencia más aburrida, más desesperante, ni horas más áridas. Para tratar de sobrevivir la función me hacía bolita en el asiento, me dormía, despertaba, me volvía a dormir; pero la película seguía ahí, lenta e incomprensible. Tampoco entendía qué había hecho mal o porqué me castigaban de esa manera.

Recuerdo una escena: el doctor Zhivago ve a la distancia su mujer (después supe que se llamaba Lara), que se perdió al parecer en la guerra o no sé cómo en algún momento en que yo estaba durmiendo. La sigue, la llama, y ella no hace caso. Cuando le toca el hombro y la mujer voltea, no es Lara sino otra persona, una desconocida. Ese momento me conmovió muchísimo. Luego me volví a dormir y durante las siguientes -calculo que unas cincuenta- horas, la película continuó y continuó hasta la eternidad. En algún momento me convencí de que simplemente no terminaría nunca, al grado que no recuerdo si alguna vez salimos del cine o si todavía seguimos ahí.

Obviamente, en cuanto tuve uso de razón, edad suficiente para apreciar la trama y capacidad de tomar mis propias decisiones, decidí nunca volver a ver esa película, ni tolerar ninguna otra que dure más de dos horas. Además me rijo por un principio: si no me engancha en los primeros veinte minutos, me largo.


II
Hoy desperté convencida de que mañana se acaba el mundo, y si no se acaba, da igual. No es que sea especialmente un mal día, es simplemente que la vida parece una película larga, predecible y aburrida. Y sin música. Me duermo y despierto y me vuelvo a dormir y nada cambia: catástrofe continua. El diario lleno de las mismas noticias grises de siempre. Siguen ganando los malos. No hay final a la vista. Me quiero salir del cine.

Dicen que esta certeza sin resignación se llama desesperanza.

November 09, 2008

Más reflexiones ocio-lingüísticas: unos pocos pocos


Hace unos días estaba intercambiando opiniones con Gloria y Vanessa sobre cómo interpretar un anuncio cuya leyenda era "We are looking for a few good women", y que reproduzco arriba con permiso de Gloria, autora de la foto. No coincidimos porque ellas son expertas en interpretar imágenes y yo soy sólo una obsesiva de interpretar palabras. Así que la discusión sobre el cartel la dejo abierta, pero me quedé pensando en la enorme diferencia que hace el uso de "pocos" frente a "unos pocos".

A primera vista, "unos pocos" y "pocos" son intercambiables, excepto un pequeño no-sé-qué que añade el "unos" pero al que, mientras no podamos explicar, llamaremos "énfasis". Por ejemplo, hablando del avionazo del martes pasado, tanto (1) como (2) describen adecuadamente el estado de la opinión pública:

(1) Pocos creen que fue un accidente.
(2) Unos pocos creen que fue un accidente.

(3) y (4) también son intercambiables porque describen la misma situación:

(3) Pocas horas antes de despegar, habían revisado el avión.
(4) Unas pocas horas antes de despegar, habían revisado el avión.

Pero en el lenguaje toda similitud es engañosa, como lo muestran los efectos de nuestro
Practi-tip lingüístico #4

- Intercambie el uso de "pocos" por "unos pocos", primero agregando el "unos". Por ejemplo, al aconsejar a su hijo adolescente cómo debe comportarse en la casa de su amiguito donde va a pasar el fin de semana, no use (5), use (6):

(5) Trata de buscarte pocos problemas.
(6) Trata de buscarte unos pocos problemas.

- Observe el efecto de "unos" convertir una mala noticia -como en (7)- en un buen augurio -como (8):

(7) Con ese historial, pocos bancos moverían un dedo por otorgarle un crédito.
(8) Con ese historial, unos pocos bancos moverían un dedo por otorgarle un crédito.

- Si es usted perito la Dirección de Aeronáutica, usar (10) en su reporte forense en lugar de (9) refuerza la hipótesis de la culpa la tiene, como siempre, el piloto:

(9) El piloto cometió pocos errores.
(10) El piloto cometió unos pocos errores.

A la inversa, si quiere usted perder peso, puede aumentar la efectividad de su dieta si considera que puede eliminar calorías con sólo eliminar la palabra "unos" de su lista de alimentos permitidos. Tache las oraciones como (11) y ponga (12) en su lugar:

(11) En el almuerzo puede comer unas pocas nueces.
(12) En el almuerzo puede comer pocas nueces.

Precaución!!!

Nótese que el contraste "pocos"/"unos pocos" no se puede lograr con "muchos", por falta de la contraparte "unos muchos". Tampoco se puede sustituir "pocos" por "unos pocos" si el primero va modificado por "muy", pues por razones misteriosas, la oración explota (lo que se señala con un asterisco a la izquierda de la oración explosiva):

(13) muy pocos creen que fue un accidente.
(14) *unos muy pocos creen que fue un accidente.

Tampoco realice la sustitiución si "pocos" va inmediatamente precedido de "no", pues el riesgo de explosión oracional es inevitable:

(15) no pocos se tragan la hipótesis del accidente
(16) *no unos pocos...
(17) *unos no pocos...

Esperando que este practi-tip le traiga no pocos momentos de entretenimiento familiar, no se olvide de dejar unos pocos comentarios y nos veremos en pocos días con más reflexiones ocio-lingüísticas!

November 03, 2008

cosas que aprendo de la gente: ofender sin insultar

Jamás volví a saber nada de Cristóbal y la verdad es que nunca había sabido mucho tampoco. O si sabía no recuerdo porque siempre que lo ví andábamos cualquier cosa menos sobrios. Casi todas las escenas, borrosas, que me quedan de él involucran por alguna razón mi chevy rojo, cervezas y un agente de la ley. Y en una de esas fue cuando aprendí el arte de ofender sin insultar.

Esa vez Cristóbal iba manejando en estado inconveniente, como siempre que lo vi manejando, o mejor dicho como siempre que lo vi haciendo cualquier cosa. Entonces un policía preventivo le hace señas para que se detenga. Se acerca el poli al coche para encontrarse, no con el conductor barbero que trata de quedar bien con un "Buenos días oficial" (esa hubiera sido yo); ni siquiera con el conductor malencarado que extiende los papeles y guarda un silencio al menos no irrespetuoso (ese hubiera sido Yuri) No: el que va al volante es Cristóbal, cacatúa argumentadora, sofista neurótico con verborrea que lo primero que hace al bajar la ventanilla es retar al policía:

-"¿Y usted por qué me detiene? ¿Eh? ¿Usted por qué si ni siquiera es tamarindo?"
-"A mí no me dice tamarindo, joven, más respeto"
-"No, si no le estoy diciendo tamarindo. Justo le estoy diciendo que usted NO es tamarindo".
-"Ya le dije que no me diga así"
-"¿Que no le diga cómo?, ¿Tamarindo? Si no le estoy diciendo tamarindo. Le estoy diciendo que usted NO es tamarindo, ¿no me oye?, que usted NO es tamarindo, que no me puede detener".

Una vez a un policía que ya no recuerdo si era este o era otro tuvimos que darle dinero porque a pesar de que ya nos había perdonado la infracción, nos decía: "Ustedes ya váyanse, no hay problema, pero a ese Cristóbal me lo quiero llevar". Y allá se veía Cristóbal a la distancia en rebatinga argumentativa con otro oficial, seguro diciéndole algo como: "No, oiga no, ni se le ocurra ir a chingar a su madre, ni de broma, no vaya, no vaya a a chingar a su madre nomás". Yuri y yo y el otro policía esa vez nos quedamos recargados en el coche viendo a Cristóbal y su contrincante discutiendo a lo lejos. La verdad yo sí entendía la desesperación del poli por llevárselo a los separos, porque Cristóbal no era un infractor cualquiera, era un infractor insoportable. Al final dejaron que nos lo lleváramos no sé si porque ya no lo aguantaban o porque les parecieron suficientes los cuarenta pesos (no quisimos dar más) que pagamos por que lo dejaran ir.

November 02, 2008

El tiempo de los idiotas

"Si hubiera parque, no estarían ustedes aquí", hizo mal en decir el General Pedro María Anaya (en cuyo honor se bautizaron la estación de metro del mismo nombre y el callejón epónimo), cuando el general Twinkis entró a exigir la rendición de las armas y las municiones en el convento de Churubusco. Esta frase ha sido calificada por Ibargüengoitia como una de las frases célebres más vergonzosas de la Historia de México. Y con toda razón: ¿Qué hombre de armas que se precie pasa a la historia con una futura frase célebre que comienza en subjuntivo?

Dice entonces el saber popular que "el hubiera no existe" o que "el hubiera es el tiempo de los idiotas" (sic). Idiotas. De eso trata el post de hoy.

Para empezar, quisiera aclarar que hay dos tipos de "hubiera": el del General Anaya, que es el que se escucha también en oraciones como (1) y (2):

(1) Si hubiera cocas, prepararíamos unas cubas en el parque.
(2) Si no hubiera internet, estaría colgada de un poste.

Lo vamos a llamar 'hubiera' de existencia, porque es el subjuntivo del 'haber existencial', sobre el que habrá un post algún otro día. Por hoy, este "hubiera" no nos interesa.

El otro "hubiera", que es al que se refiere el saber popular como "tiempo de los idiotas", es el subjuntivo del auxiliar "haber". Este auxiliar va siempre seguido de un verbo en participio, como en (3):

(3) "No he comido huevos de tortuga".

El auxiliar "haber (+ verbo)" a su vez aporta el significado de aspecto perfecto (imagínense, pa pronto, un pasado, pero bien bien consumado). Por lo tanto, a su contraparte en subjuntivo, que es la que aparece en cursivas en (4):

(4) "No hubiera comido huevos de tortuga"

lo podemos llamar "perfecto de subjuntivo".* Pero nosotros lo vamos a llamar, acorde con la gramática popular, "tiempo de los idiotas". (Estrictamente, no es un tiempo, sino un aspecto/modo, pero eso lo digo como acotación para los literatos porque la categoría gramatical de adeveras en este blog importa un carajo).

El "tiempo de los idiotas" adquiere su nombre a partir de la consideración de que quienes lo usan sólo pueden ser idiotas, porque refiere a un hecho que no sucedió y cuyas consecuencias sin embargo el hablante se empeña en calcular. En este caso, aparece a menudo precedido de "si...", como en el siguiente ejemplo:

(5) Contexto: Domingo a las 9 de la noche, algún día de 1987:
Niña de primaria: -Necesito una lámina de la expropiación petrolera.
Madre enfurecida: -¡Niña tonta!! ¡Si me hubieras dicho antes no tendríamos que salir a buscar una papelería abierta a estas horas!

Pero ahí está que lo que no se dijo a tiempo no se dijo, por lo tanto los reproches de la madre en (5) no tienen ninguna utilidad. Lo importante en ese contexto es saber de dónde carajos sacar una lámina de la expropiación petrolera en domingo a las 9pm. O inventar una buena excusa para no llevar la tarea a la escuela el día siguiente.

El "tiempo de los idiotas" también aparece en oraciones no condicionales para expresar arrepentimiento (en primera persona) o, nuevamente, reproche o lamentación (en segunda o tercera personas). Para darle expresividad, puede ir precedida de "¡Chin!" enfático en el primer caso:

(6) Contexto: Se viene un tormentón. Nubarrones a lo lejos.
-¡Chin! ¡Hubiera traído paraguas!

Si el "hubiera" se conjuga en segunda persona ("hubieras"), se acompaña a menudo de un encolerizador como "¿Ya ves?" o "Te lo dije":

(7) Contexto: Inminente derrumbe del peso.
-¿Ya ves? Hubieras comprado dólares en agosto.

Conjugado en tercera persona "hubiera", va antecedido de una interjección de lamentación "uuy" (slang mexicano: "chale"), expresando deploración ante algo que es el caso; o bien externando el deseo de que algo que no sucedió hubiera sucedido:

(8) Contexto: Después de que McCain gana las elecciones el martes próximo**
-Uuuy, hubiera ganado Obama.

Resumen: por qué "tiempo de los idiotas".
Se le llama "tiempo de los idiotas" al perfecto de subjuntivo porque se piensa que sólo un idiota se toma la molestia de hablar de aquello que nunca pasó, de expresar cuánto le gustaría que hubiera pasado, de reprocharle a su interlocutor advertencias desoídas, y en general de pensar en lo que pudo haber sido verdad en lugar de enfocarse en lo que es verdad en el presente (que es, según este mismo razonamiento, el tiempo de los listos).

Pero esta apreciación es completamente errónea: resulta que hablar sobre lo que no sucedió involucra un cálculo mucho más complejo que hablar simplemente sobre lo que sí sucede. Al hablar en subjuntivo no sólo referimos hechos del mundo real, sino que nos transportamos a mundos distintos del actual, mundos alternativos (técnicamente llamados mundos posibles), y más sorprendentemente aún, una vez situados en esos mundos podemos calcular lo que a partir de ahí es posible o imposible; es decir, podemos saltar a mundos alternativos a los mundos alternativos. La lógica del subjuntivo es infinitamente más compleja y rica que la lógica de referirse llanamente a lo que sí sucedió usando sólo el modo indicativo.

Practi-tip lingüístico de hoy:

Ejercite su capacidad de abstracción y cálculo de posibilidades. ¡Use el subjuntivo!

Nunca dude en externar su lamentación, arrepentimiento o reproche mediante el uso de "hubiera(s) + verbo". Si alguien le reprime por usar el "tiempo de los idiotas", argumente exclusivamente en subjuntivo.

Ejemplo 1:
A-Hubieras comprado la cámara que estaba en oferta.
B-El 'hubiera' no existe, el 'hubiera' es el tiempo de los idiotas.
A-Por eso, si no hubieras sido idiota, hubieras comprado la cámara que estaba en oferta.

Ejemplo 2:
A-Lo siento jefe, ya son las cinco. Si me hubiera dicho media hora antes, le tendría el oficio para hoy, pero como ya es mi hora de salida, lo voy a redactar hasta mañana.
B-Pues no me importa el hubiera, quiero ver ese oficio en mi escritorio hoy mismo.
A-Si, el oficio está hoy mismo en su escritorio, en este momento. Sólo que en un mundo alternativo, donde usted me avisó que lo necesitaba hace media hora y no cinco minutos antes de que yo deje la oficina. Eso es lo que quiere decir "si me hubiera dicho ..."

Desestabilizador semántico-conceptual:
Use el 'hubiera + verbo' en contextos donde lo que describe de hecho es el caso, o cuya falsedad está por verse. Diviértase con la cara de desconcierto de sus interlocutores y finja demencia (ver lista de próximos posts sobre el tema "fingir demencia").

Ejemplo:
En una reunión de la oficina de gobierno donde usted trabaja, un jueves "echando la ficha" uno de sus compañeros burócratas panistas panzones se queja de la crisis financiera:
A-Sssstá de la chinga'a tod', caa'n.
B-Sí, oye. Mejor hubiera ganado Calderón en 2006.
A-¿A poco eres pejista p'nch' nac'?
B-No, si fuera pejista no desearía que hubiera ganado Calderón. Yo nomás digo que mejor hubiera ganado Calderón en 2006.

Después de tanto practi-tip tan impráctico, me queda claro que mejor no hubiera escrito este post. En los próximos practi-tip lingüisticos hablaremos de:
-Maneras de insultar sin insultar.
-Etnita "finge" demencia.
-Palabras que no existen, pero que nos gustaría que existieran.
-Por qué no hay "los pájaros" en el alambre.
-¿Usted platica sus sueños? ¿Pa qué?
-Sólo sobre solamente y nadamás.

Notas:
*el verdadero nombre con apellidos del tiempo de los idiotas es "pluscuamperfecto de subjuntivo", pero al pensar que un terminajo así haría a mis lectores "pulsar la barra de retroceso de su navegador" decidí llamarlo temporalmente "perfecto de subjuntivo", de manera igualmente pedante, pero más corta.

**ni lo mande Dios