March 30, 2010

Adiós de cada día

Vivir, desde el principio, es separarse.
Pedro Salinas


-¿Y es la primera vez que viene a Nueva York? -le preguntó alguno de nosotros, el más ingenuo.
-A mi edad ya no cuento primeras veces, sino últimas- dijo Arnim.
-A la edad que sea- pensé yo. Todas las veces son la última vez de algo.

Debe ser porque estuve viendo fotos viejas (gracias, Silvia). Todos los de la foto ya no están. Unos se fueron cerca y otros se quedaron lejos. Algunos se volvieron -nos volvimos- otras personas. Y algunos más seguramente "viven para siempre en nuestros corazones", eufemismo para decir que no nos volveremos a ver nunca, ni aunque la muerte nos deje de separar.

O será que uno de estos días -no sé con exactitud porque esas fechas se me olvidan irremediablemente- es el aniversario del día en que María Luisa, desde el fondo de un barranco, también emprendió la mudanza permanente hacia nuestros respectivos órganos cardiacos. Cuando estaba viva sí llegué a creer que no la vería nunca más, pero hace cinco años su muerte me arrebató esa certeza. Es lo malo de la esperanza en la reencarnación y de la negación ante los finales. Uno deja de saber lo que sabía: que no hace falta morir para largarse, que uno se va de la vida de los demás cualquier día, todos los días. La mayoría de las despedidas irrevocables suceden mucho antes de que nos demos cuenta, y sin muchos aspavientos.  -¿Y Fulano? -No, ps no sé qué se hizo. Creo que vive en Chicago / Tuvo una hija / Salió del closet /  Nomeacuerdoquiénesesegüey.

Por cualquiera de esas razones recordé hoy que la muerte -así me dijo mi papá dijo un día que llegamos a la casa y no salió nuestro cocker greñudo a recibirnos a la puerta- es esto: ir un día a visitar a tu amigo y ya no volverlo a encontrar.

March 20, 2010

Cómo no se inicia una conversación

Cualquiera que haya pasado por eso sabe que un tesista tiene tantas ganas de hablar de su tesis como un viudo de su esposa muerta: muchas o ninguna.

Por eso, cuando alguien me pregunta "¿Cómo va la tesis?" le respondo: "¿Es auténtica la pregunta? Porque si lo es, y ya que estás tan interesado en el tema, y puesto que seguramente eres experto/a, espero que tengas tiempo para resolverme algunas dudas sobre el significado de los numerales y la sintaxis de los clasificadores y de paso decirme qué piensas sobre  la contribución semántica de la marca de plural en los sustantivos de masa, o si tiene la misma función que tiene en los sustantivos contables, porque de ser así, ¿cómo es que se combinan con algo que es inherentemente plural? a menos, por supuesto, que tengas en mente alguna prueba para demostrar que las masas no tienen estructura de plural, lo cual entonces no explica cómo es que aparecen con predicados colectivos, o de plano tengas alguna propuesta alternativa a la teoría de retículas, en cuyo caso me interesa que me la expliques cuanto antes... Ahora,  si la pregunta es sólo retórica, y es el equivalente académico del vulgar "¿cómo estás?", entonces déjame decirte que tus habilidades sociales semejan la gracia de un elefante dando pisotones sobre una capa finísima de hielo, por citar una acertada imagen de Esaú, o dicho en términos más familiares, tienes la elegancia conversacional de un chivo en cristalería, lo que ocurra primero, y por lo tanto la siguiente pregunta lógica en esta conversación es si ya tienes un plan de ejercicio para la primavera porque cinco kilitos de más sí se notan en la pretina doblada de los pantalones y de paso te aconsejo que dejes de comer cacahuates garapiñados porque la cara se te está poniendo del mismo color, textura y forma".

Y como el español es una lengua muy económica, esa diatriba en la superficie suena como un simple "Muy bien, gracias. ¿Y tú cómo has estado?".

March 13, 2010

La eternidad comenzó la semana pasada

La eternidad por fin comienza un lunes
y el día siguiente apenas tiene nombre
y el otro es el oscuro, el abolido.

Eliseo Diego


Hoy es domingo y por lo tanto Dios está descansando. El domingo es el día que Dios nos deja -como todo padre moderno y desentendido- encargados con la televisión, o con nuestros hermanos mayores, que no nos saben cuidar; o sin más a merced del aburrimiento, tentados por el suicidio, las ganas de largarnos de la casa, y resignados con una piedra en el estómago a esperar pacientemente el sol del lunes que ya no va a llegar. El domingo nos quedamos abandonados a nuestra humana suerte, porque Dios está dormido, y con él cuanta divinidad habite el cielo. Por eso los domingos hay futbol y hay misa.

Hoy no hay quien cuide el mundo. El cielo es una cama sin tender, de sábanas grises y edredón mullido y sucio. Nadie hace ruido. En el café de la esquina, el único abierto, nos refugiamos unos cuantos de sus huérfanos, hablando quedito o sin hablar. El domingo nada se mueve, no trabajan ni la luz ni el viento, ni los segunderos de los relojes.

Hoy, estrictamente, no es domingo. Según el calendario, es sábado, el treceavo día del tercer mes de un año que ya no importa, porque desde que Dios se jubiló -viejo, exhausto y malhumorado- todos los días son el resabio de un domingo que ya nunca se acaba.