Nos sentamos en la banca desde donde se ve el lago y sus siete islas, que ya no son siete, sino cinco. O digamos mejor que tres, porque una ya es península y de la otra se me olvida el nombre. Janitzio, Pacanda, Yunuén.
-El otro día nos pusimos a contar Lisa y yo en cuántas islas hemos estado. Y son poquitas.
-¿A ver?
-Manhattan, Long Island, Cozumel, Isla Mujeres, Xolboch y Janitzio. Bueno, ella además ha estado en Inglaterra.
-Es cierto, son poquitas.
-A ver, ¿tú?
-Montreal es una isla. Cuba, todo Nueva York menos el Bronx. Y una vez me bajé al baño en una chinampa en Xochimilco. Cuenta. Y el DF: el templo mayor estaba en una isla.
-Pero ya no.
-Pero sigue siendo.
No. La verdad es que las islas siempre fueron pocas y además se están extinguiendo. Jarácuaro antes era una isla y ahora se llega en combi.
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Una vez le oi a un economista responder ante algún sinsentido anticastrista: "Cuba sufre más por isla que por comunista". Todavía no he encontrado a alguien que lo desmienta.
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-Dicen que Nueva York está en medio del agua, ¿no? Como la Pacanda.
-Como la Pacanda, sí, haga de cuenta, doña Camerina. Sólo que un poquito más grande.
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Nos quedamos contemplando el lago y la falda de luces de Janitzio desde el bosque a oscuras. Extrañando las islas, ahora que sabemos que hemos estado en tan pocas. No es que no las haya: es que son islas. Son, por definición, casi inaccesibles.
Nuestro cerro mismo, el más alto, o la banca donde estábamos, nos empezaron a parecer islas. A las palabras les hicimos alrededor un silencio. El Purhépecha es una isla, me acordé. Pronto lo van a invadir las algas, el pavimento, el progreso; lo van a volver península, español, inglés, lengua cualquiera de tierra firme. Porque nadie quiere cruzar el agua para entenderlo.
Luego me habló de un artista loco que se hizo una isla en su cocina y se fue a vivir ahí dos meses (Larisa siempre saca una historia inverosímil de un artista loco, que al principio nunca le creo y al final resulta ser verdadera).
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En eso estábamos mientras se cimbraba y desaparecía entre escombros y dolor una isla en las Antillas.
8 comments:
Bonito texto Violeta! Yo a veces he sentido que cada cabeza es una isla.
aislados.
por cierto... no puedo creer que no te guste LOST!!! hablando de islas... otra muy divertida es la del libro La Invencion de Morel... definitivamente una referencia para el mundo aislado y de nuevo, Lost.
me pregunto k va hacer mexico cuando se acabe las islas y el petroleo hay que pensar en los chavales no?
Y yo a veces, Diábolo, siento lo contrario: que lo que todos tenemos adentro de las cabezas es agua del mismo mar.
Larisa, me gustan las islas (las de la UNAM, por ejemplo, son de mis favoritas), me gusta aislarme contigo y vivir aislada (¿te acuerdas de esa islita con cervezas en un estero a donde se fueron nadando y Lisa y yo llegamos en panga? nos faltó contarla). Pero ver islas en la tele, neh, ya tuve suficiente con La Isla de la Fantasía, con Tun-Tun y "el avióon, el avióon!!"
Anónimo: yo me pregunto lo mismo. ojalá no le toque a nadie ver el día en que lleguemos a Janitzio en combi.
pero no me dijiste si leiste la invencion de morel... sino luego te lo presto...
la isla con chicas!
Mensaje breve: qué bonito escribes, Violeta.
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