March 21, 2009

Postales breves de cuatro mundos II

Frankie

-Van Man (...) My name is Frankie and I will be there to pick you up at 10 in the morning.
Así me prometió una voz de hombre aguda y nasal en el teléfono y a las diez en punto ya estaba tocando la puerta. Ocho minutos más tarde ya estaban todas las cosas en la camioneta, gracias a la agilidad de Frankie y “su muchacho”: Anthony. Anthony se llama Antonio y es de Jalisco.

En el camino Frankie saca de la visera una foto de su perro, Diamond, que murió hace un año. Frankie me cuenta toda la historia del perro, desde cómo lo consiguió de cachorrito como un regalo para un ex-novio suyo que terminó enganchado en la cocaína (con un oscuro paréntesis de varios semáforos donde narraba la vida del ex-novio cuya familia pertenecía a un culto, y cuyo padre fue encarcelado, no por evasión de impuestos, sino por haber golpeado a un niño hasta matarlo), hasta los últimos días que vivió Diamond, ciego, artrítico e incontinente, y cómo el mismo Frankie terminó durmiendo en el suelo con tal de dormir junto a su amado perro que ya no podía subirse ni a una colchoneta de seis pulgadas de alto. Dice que lo más difícil sigue siendo llegar a su casa sin que lo reciba Diamond en la puerta. En el semáforo en alto besa la foto del pitbull ciego.
-A veces lloro todavía- me dijo, llorando. Frecuentemente interrumpía la plática para contestar el celular: -VanMan- y hacía una cita para mañana, para pasado mañana. Durante esas interrupciones Anthony, a mi lado derecho, me habla en español, me explica innecesariamente:
-Es que quería mucho a su perrito.

(sigue: Antonio)

2 comments:

Anonymous said...

vale desayunar en domingo atorándose con las lágrimas? vale.

Violeta Vázquez-Rojas said...

sólo mastica bien, las galletas, pues.