Vivir, desde el principio, es separarse.
Pedro Salinas
-¿Y es la primera vez que viene a Nueva York? -le preguntó alguno de nosotros, el más ingenuo.
-A mi edad ya no cuento primeras veces, sino últimas- dijo Arnim.
-A la edad que sea- pensé yo. Todas las veces son la última vez de algo.
Debe ser porque estuve viendo fotos viejas (gracias, Silvia). Todos los de la foto ya no están. Unos se fueron cerca y otros se quedaron lejos. Algunos se volvieron -nos volvimos- otras personas. Y algunos más seguramente "viven para siempre en nuestros corazones", eufemismo para decir que no nos volveremos a ver nunca, ni aunque la muerte nos deje de separar.
O será que uno de estos días -no sé con exactitud porque esas fechas se me olvidan irremediablemente- es el aniversario del día en que María Luisa, desde el fondo de un barranco, también emprendió la mudanza permanente hacia nuestros respectivos órganos cardiacos. Cuando estaba viva sí llegué a creer que no la vería nunca más, pero hace cinco años su muerte me arrebató esa certeza. Es lo malo de la esperanza en la reencarnación y de la negación ante los finales. Uno deja de saber lo que sabía: que no hace falta morir para largarse, que uno se va de la vida de los demás cualquier día, todos los días. La mayoría de las despedidas irrevocables suceden mucho antes de que nos demos cuenta, y sin muchos aspavientos. -¿Y Fulano? -No, ps no sé qué se hizo. Creo que vive en Chicago / Tuvo una hija / Salió del closet / Nomeacuerdoquiénesesegüey.
Por cualquiera de esas razones recordé hoy que la muerte -así me dijo mi papá dijo un día que llegamos a la casa y no salió nuestro cocker greñudo a recibirnos a la puerta- es esto: ir un día a visitar a tu amigo y ya no volverlo a encontrar.
8 comments:
Unos resucitan en nuestra memoria, otros resucitan en el facebook! De cualquier forma, gracias por resucitarnos a la bella María Luisa. Alzo mi copa por su recuerdo.
Salud, Mastodonte! Un dos tres por mí y por todos los ausentes y los resucitados.
Quise visitar un lunes a un tío, en un hospital. Pero para mi tío, no hubo un lunes más. Desde entonces, he querido estar cerca de todos los amigos y de los parientes que quiero. A final de cuentas, hay que aprovechar, porque cualquier día de éstos, uno o los otros se van. Me encanta cómo escribes, profundo y ligero a la vez. Saludos.
Nacemos y en ese mismo instante se prende la cuenta regresiva. Nos acostamos a la noche y no sabemos si nos vamos a levantar al otro dia. Nacemos con una inspiracion y nos vamos con una espiracion. Cada inspiracion nos re-nacemos y cada espiracion nos morimos. En realidad es un milagro que estemos vivos y que nos encontremos. Como dice el trompetista de falopio al final de cuentas estamos de prestados, nos prestaron esta vida para que la usemos de la mejor manera. Abrazos a viole y el resto de la manada.
Yo nunca me iré de ti.
Bru.
Hace más de ocho años, Trompetista, que me propuse volver a ver a la mujer que me crió, me alimentó y me enseñó a amarrarme los zapatos, pero no he puesto el suficiente empeño en buscarla porque me temo encontrarla un lunes demasiado tarde. Mientras tanto vivo con la fantasía de que todo lo que queremos nos está esperando incondicionalmente.
... Lo cual es falso, como dice Rafa. La vida es nimás ni menos este cuartucho en renta. Más vale tenerlo limpio y con visitas (hablando de visitas, estoy recordando, Dobleú, el día que llegué de completa extraña, con Marcela, a una casita de San Telmo. Algún día contaré con detalle un pedacito de ese diario, todavía tan presente).
Bru, ya que la vida nos separa tanto, tú y yo tenemos que despedirnos más seguido, más largamente, con más carcajadas, porque esta permanencia últimamente ha sido muy silenciosa. Yo también ando siempre ahí.
VV-R ahora tiene una casita en Montserrat/Constitucion donde quedarse todo el tiempo que quiera, esta el señor K tambien que siempre se anda peleando con otros gatos del edificio pero es buena gente y una terracita con sol, plantas y hamaca paraguaya...
la muerte es rarisima...
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