February 21, 2009

Tones para los preguntones

Cuando alguien hace una pregunta, no hay nada más difícil que resistirse a contestarla. Un profesor decía que hay una fuerza inexplicable que nos obliga a contestar cuanta pregunta se nos ponga enfrente. Esa fuerza misteriosa la definió un filósofo en los setentas como "El Principio de Cooperación". A mí, por ejemplo, me cuesta trabajo incluso no contestar preguntas que no me dirigieron. Cuando tengo una respuesta, siento un impulso irrefrenable de meterme donde no me llaman.

Admiro mucho a la gente que contesta "no sé" cuando le preguntan algo. Yo no puedo: es sumamente poco cooperativo. Lo considero casi una agresión. Mi abuelita decía que en el DF uno distingue a un chilango porque son los que siempre se niegan a dar las direcciones:

-Disculpe, ¿el metro Garibaldi?
-Nosé.

Según ella, un provinciano contestaría:

-Hiiijole... (pausa) mmmm... (voltea para un lado y otro) nooo, la verdad, señorita, no soy de aquí. Pero mire: ¿ve ese puesto de periódicos? (señala puesto de periódicos en la lejanía). Ahí pregunte.

Error de provinciano. Los de los puestos de periódicos nunca contestan esas preguntas (según la teoría de mi abuelita, porque son chilangos, y por lo tanto, sólo pueden contestar "nosé", aunque mientan). Una vez vi un puesto de periódicos que de plano tenía un letrero: "No se dan direcciones".

La teoría de mi abuelita está mal. Lo que yo he encontrado en el DF es una obediencia al Principio de Cooperación que raya en lo insano, y que dejaría perplejo incluso al filósofo que se inventó el término. Ese exceso de cooperación es la razón detrás de tanto extraviado en la Ciudad de México. Aquí invito a los lectores a que experimenten con el siguiente practi-tip ociolingüístico:

Primer practi-tip ociolingüístico de hoy:

1. Andando por la calle, ponga cara de extraviado y preguntele al primer transeúnte:
-Disculpe, ¿el metro Tribunales?

2. Tomando en cuenta que en el DF no hay ninguna estación de metro que se llame "Tribunales", registre las reacciones de sus informantes. Mi hipótesis es la siguiente: El entrevistado sabe que el metro Tribunales no existe. Pero eso no es lo que le va a contestar. En cambio, le va a dar direcciones exactas para llegar a al lugar donde él cree que estaría el metro Tribunales si existiera.

3. Considere todas las variables demográficas que pueden incidir en la prolijidad de la respuesta: edad, sexo y preferencia sexual del entrevistado. Sexo y edad del entrevistador.

(Los lectores de otras ciudades, sobre todo de aquellas donde sí existe un Metro Tribunales, obviamente tienen que cambiar la pregunta. Por ejemplo, pregunten dónde queda el metro Balderas. Luego sigan los pasos 2. y 3.)

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El otro día Daniel me propuso un tema de investigación muy bueno, pero dadas las pocas posibilidades que tiene de recibir financiamiento institucional, decidí al menos convertirlo en tema de post. La pregunta es la siguiente: ¿Por qué en las preguntas que se contestan con sí o no, la gente agrega el sí o el no que espera como respuesta? A continuación cito los ejemplos de Cosío (2009 c.p.):

-¿Salsa, joven, siii? ¿verde, noo?

Un caso más drástico lo encontramos en el dialecto de Morelos, mi tierra natal. Ahi el "si" o "no" no es parte de la pregunta. Lo incluye el hablante, pero en tono afirmativo, es decir, como clara auto-respuesta. Por ejemplo, en una taquería en Morelos, la serie de preguntas de arriba se formularían como la serie de preguntas-respuestas de abajo (ojo, toda la línea es enunciada, sin pausas, por la misma persona):

-¿Salsa joven? Si. ¿Verde? No.

Y sin esperar respuesta alguna, le pone salsa roja a su taco del joven. No saben cuántas veces, ante la sentencia inapelable de "¿Verdura?Sí" me he tenido que comer mis tacos con cebolla.

A cualquiera que no sea natural de Morelos esta actitud le exaspera, sobre todo acompañada como va con la entonación característica de mi tierra que es ni más ni menos como la del Portugués Brasileño de Favela, pero sin una palabra de portugués. (Debo esta observación al gran humanista y viajero Cisco Jiménez, para quien el "sotaque" morelense fue de gran ayuda en su estancia en Saõ Paulo, donde lo reconocieron inmediatamente como uno de los suyos aunque hablara todo el tiempo en español).

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Daniel (otra vez c.p.) se muestra intrigado por otro "sí" muy diferente que se antepone en las preguntas: "¿Sí me pasas la salsa, por favor?" y que en este caso no alude a la respuesta, sino que implica, a decir de Daniel, que ya hicieron la pregunta antes, con lo que (lo cito): "el "sí" se vuelve una especie de insistencia, quita toda la amabilidad".

No puedo evitar acordarme de una de mis vecinas teñidas de rubio en la unidad de Infonavit La Cantera (para los fóraneos, imagínense una unidad habitacional de interés social habitada por clasemedieros venidos a menos pero aspirando a más):

-Niño, ¿sí te pido de favosh que no patines aquí posh favosh?
(Cara anonadada del niño al que no dejan patinar en un espacio público)
-¿Por qué no?
-Porque lo digo yo, ¿sí? de favosh.

La hipótesis es, pues, que el "sí" en las preguntas es descortés. Yo digo que sí. Y que no. Por ejemplo, en Morelia, o al menos en el habla de mi cuñada y toda su familia, -que suma aproximadamente las 3/4 partes de la ciudad-, la manera normal de pedir algo es empezar la pregunta con "sí". Así que en casa de mi cuñada me dicen: "Violetita, sí me pasas una tortillita, por favorcito?" Al principio a mí también me parecía que me había perdido la primera vez que me habían hecho la pregunta, pero después entendí que es sólo la forma de hablar de ahí.

Más misterios: si el "sí" implica insistencia, qué es lo que implica el "no" en "¿No me pasas la salsita, por favor?" No tengo una respuesta, pero mientras tanto, podemos poner a trabajar nuestro:

Segundo Practi-tip ociolingüístico del día de hoy

Empiece todas sus preguntas con "sí", en cualquier contexto y en cualquier lugar. Esté atento a las reacciones reprobatorias:

En la escuela:
-Oiga Miss Conchita, ¿sí repite lo que acaba de decir, por favor?

En la Iglesia:
-Buenas Padre Eulogio, ¿sí me toma la confesión por favor?

Si la "r" final es sibilante, puntos extras. O sea, pronúnciela casi como "sh", como le hacía mi vecina:

El estudiante a su asesor:
-Doctor Moreno, ¿sí me da una carta de recomendación para el CONACYT, posh favosh?

En una conferencia de neurofísicos:
-Disculpe, Profesosh von Heusingskrasten: ¿sí proyecta de nuevo la plantilla 17, posh favosh?

Si tiene más preguntas sobre cómo implementar estos practi-tips ociolingüísticos, si tiene una respuesta a la pregunta ¿Por qué diablos contestamos todas las preguntas que nos hacen?, o si tiene preguntas y quiere poner a prueba mi capacidad de no contestarlas, ¿sí le pido de favor que use los tablas de comentarios a continuación, posh favosh?. Y gracias por venir.

4 comments:

michi said...

Lo peor es cuando contestas sin que te pregunten... porque supones que la petición de tu opinión va implícita. Es "bastante cierto" que desees irremediablemente ser la primera, única y cierta respuesta, aunque en la situación se premie conservar una enigmática y personal respuesta. Por cierto cual era la pregunta?

Larisa Escobedo said...

no me haces el favorcito de ya regresarte??? plis???

Violeta Vázquez-Rojas said...

Minotauro, me gusta eso de "poner espacios en las mentes de otras personas". Y sobre todo que la necesidad de llenarlos es lo que nos motiva a meter nuestra cuchara llena de salsa verde. O roja.
Michygan, la pregunta era cualquiera, la que tú quieras preguntar. Un abracito.
Larry, sí, sí, ya voy, aguánteme tantito. Sólo faltan 32 meses.

El Capulina Φ said...

Yo creo que el "SI" va en la pregunta en espera que esa sea la respuesta, esperamos que no nos manden a la burguer sobre lo que queremos o necesitamos y enviamos la respuesta por delante!