Una de las personas más graciosas que he conocido era también el dueño de la historia más dolorosa que haya llegado a imaginar. Su oficio, que desempeñaba magistralmente, era hacer reír a las personas, pero el contraste entre las risas que arrancaba y la desgracia de su propia vida hacían que más que cómico uno quisiera llamar a ese hombre un trágico.
Su gracia consistía en burlarse de sí mismo, y quizás era tan bueno porque nadie se hubiera podido imaginar que detrás de todo ese dolor pudieran agazaparse tantas carcajadas.
Creo que sonreía constantemente y sin querer, pero tenía un rasgo característico: jamás se reía. Cuando me di cuenta me dio risa también porque me recordó ese poema cursilísimo de Juan de Dios Peza que los niños con ínfulas de genio recitaban el día de la madre en mi primaria: "¡Yo soy Garrick! / ¡Cambiadme la receta!". Y me reí por dentro, y me reí por fuera.
Un día fuimos a tomar el sol a la orilla del río y echados en el pasto le conté la historia de cuando conocí a mi abuelo. No me creyó nada, pero por primera vez y última vi que hacía "guigle-guigle". -Me hiciste reír -me dijo -Y yo soy un arrogante que nunca se ríe porque no puedo aceptar que alguien sea más gracioso que yo-. No puedo describir las dimensiones que alcanzó mi inflado ego con ese halago.
Luego por razón de no sé qué malentendido vino el amor y el desamor y como siempre que se encuentran, todo terminó en silencio.
7 comments:
AAAAAGGHH!!! Protesto, protesto!! Apenas ibas a empezando a contar la historia de Matty!! Porqué la detuviste?? Fue por lo que pasó de amistad-amor-desamor-silencio?
¿Qué pasó Natalia? Me disponía a escuchar la historia de cuando conoció a su abuelo y todo, todo lo demás que suele contarnos, cuando de sopetón se acabó. ¿Qué fue eso? ¿Se le escapó la memoria de pronto y ya no la pudo recuperar? ¿o será que se tocó una fibrilla difícil de resarcir? Dígame (si se puede).
Con un atento saludo: Paula
Mala, en realidad no pretendía contar la historia de Matty, esa la estará contando él seguro en este momento, frete a un micrófono y decenas de borrachos en algún bar con pared de ladrillo. Yo nadamás conté el día que vi que se reía y cómo después todo se volvió nada. La historia de mi abuelo, Paula, no la cuento porque ya la conté aquí: http://pongansesusbotitas.blogspot.com/2008/06/mi-abuelo.html
y ahí sigue, si la quiere conocer. Saludos de vuelta.
Venga, espero algún día poder escuchar la Matty historia sentada en la tercera mesa de algún bar (mantel baleado por cigarros) o bien con las botitas puestas...
Que loco....Conozco a la persona más aburrida, antipática y realmente su vida ha transcurrido sin sobresaltos, sin exigencias, sin grandes dolores....
Será que la vida de esa persona transcurre sin sobresaltos ni exigencias porque ella es aburrida, o será que es aburrida porque su vida no tiene sobresaltos... En todo caso, yo creo que la persona más antipática podrá ser una piedra en el hígado, pero aburrida jamás. Para mí que los antipáticos (y no lo digo por defender mi gremio) "encierran un misterio".
ush. me hiciste recordar a la antipática que invadió mi casa. ya te contaré. y sí, los antipáticos no son aburridos. son una peste y deberían erradicarlos a todos porque son los peores. son mustios. y tu no eres antipática. no nos hagamos.
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