Todos los días cumplo años, años de algo: del día en que perdí mi primer diente, del día en que me dejaron plantada en el cine Las Palmas, el día que me fumé mi primer cigarro en el estadio Centenario, el día en que me fumé el segundo seis años después y así sucesivamente. Hoy bien puede ser el aniversario de la primera vez que probé el helado de mamey. O de un hecho menos trascendente: mi primer embarazo.
Antes guardaba en una caja el boleto del autobús a Tepoztlán de aquella vez que fui con Pablo a visitar a Valentín, el ticket de Sanborns del día que me tomé un café con Fernando y luego vimos los ecualiptos sacudirse con el viento desde la terraza, la envoltura de la cocada que me regaló mi amigo secreto en diciembre de 1989... Un día los tiré todos porque eran tantos fetiches que no recordaba con qué motivo los había guardado. En cuanto fueron muchos dejaron de tener sentido, porque cada día no puede ser especial. Mi mamá tiene una caja parecida, pero con fotos, porque las imágenes se aferran más a la memoria que los simples papelitos. Una vez encontré una en blanco y negro de una niña en pantalones de mezclilla que no sabía que de grande iba a ser alcohólica. Iba de la mano de su papá caminando en una gruta. Decía "Recuerdo de Cacahuamilpa". Es del 8 de junio de 1984. Pero yo no recuerdo nada.
3 comments:
hola, me encanta tu manera de describir las cosas, de verdad, es un placer leerte, soy Jose de hi5, intento mandarte un mensaje pero no puedo...
besos de colores
Vecina,
Hasta hoy había sido una lectora silenciosa de tus posts.
Me gusta mucho lo que escribes, y también mucho lo que no... en este texto tuyo los silencios se sienten re-cargados de significado...
Te mando un beso bien grande.
que lindo... que honesto. gracias.
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