Jamás volví a saber nada de Cristóbal y la verdad es que nunca había sabido mucho tampoco. O si sabía no recuerdo porque siempre que lo ví andábamos cualquier cosa menos sobrios. Casi todas las escenas, borrosas, que me quedan de él involucran por alguna razón mi chevy rojo, cervezas y un agente de la ley. Y en una de esas fue cuando aprendí el arte de ofender sin insultar.
Esa vez Cristóbal iba manejando en estado inconveniente, como siempre que lo vi manejando, o mejor dicho como siempre que lo vi haciendo cualquier cosa. Entonces un policía preventivo le hace señas para que se detenga. Se acerca el poli al coche para encontrarse, no con el conductor barbero que trata de quedar bien con un "Buenos días oficial" (esa hubiera sido yo); ni siquiera con el conductor malencarado que extiende los papeles y guarda un silencio al menos no irrespetuoso (ese hubiera sido Yuri) No: el que va al volante es Cristóbal, cacatúa argumentadora, sofista neurótico con verborrea que lo primero que hace al bajar la ventanilla es retar al policía:
-"¿Y usted por qué me detiene? ¿Eh? ¿Usted por qué si ni siquiera es tamarindo?"
-"A mí no me dice tamarindo, joven, más respeto"
-"No, si no le estoy diciendo tamarindo. Justo le estoy diciendo que usted NO es tamarindo".
-"Ya le dije que no me diga así"
-"¿Que no le diga cómo?, ¿Tamarindo? Si no le estoy diciendo tamarindo. Le estoy diciendo que usted NO es tamarindo, ¿no me oye?, que usted NO es tamarindo, que no me puede detener".
Una vez a un policía que ya no recuerdo si era este o era otro tuvimos que darle dinero porque a pesar de que ya nos había perdonado la infracción, nos decía: "Ustedes ya váyanse, no hay problema, pero a ese Cristóbal me lo quiero llevar". Y allá se veía Cristóbal a la distancia en rebatinga argumentativa con otro oficial, seguro diciéndole algo como: "No, oiga no, ni se le ocurra ir a chingar a su madre, ni de broma, no vaya, no vaya a a chingar a su madre nomás". Yuri y yo y el otro policía esa vez nos quedamos recargados en el coche viendo a Cristóbal y su contrincante discutiendo a lo lejos. La verdad yo sí entendía la desesperación del poli por llevárselo a los separos, porque Cristóbal no era un infractor cualquiera, era un infractor insoportable. Al final dejaron que nos lo lleváramos no sé si porque ya no lo aguantaban o porque les parecieron suficientes los cuarenta pesos (no quisimos dar más) que pagamos por que lo dejaran ir.
7 comments:
Ah! Esto me recuerda a algo que leí por ahi alguna vez, que la diplomacia es la capacidad que te permite mandar a alguien a la chingada de forma que luego te de las gracias...
Sólo para aplicar una de esas quisiera que me detuviera la policía alguna vez. Pero ps siempre es con mis amigos chairos que ya tienen sus propios choros preparados y yo mejor ni me meto.
JAJAJAJJAJAJJAAJ ahhh! yo soy barbera tambien :(, pero barbera con estilo... una de esas incontables veces que nos detuvieron a mi y a mi hermana por beber en via publica, terminamos trepadas en la patrulla bebiendo cerveza con ellos jeje y hasta los convencimos de que fueran a jugarle una broma a nuestros amigos de que nos iban a llevar a los separos, por cierto, no funciono... pesimos actores los 4 y nuestros amigos nos mandaron a freir esparragos :( seia eso mandar a la chingada con estilo? >:P
Uy cronopio, tienes el trabajo que siempre he querido tener, pero que nunca me han querido dar. No entiendo por qué. Me batean por mi falta de experiencia, pero debe ser re-divertido ver extranjeros haciendo pininos y tratando de explicarles cómo funciona esta maquinota complicadota del lenguaje.
PUJ! El barberismo abre más puertas que el barbarismo. A veces abren la misma puerta (en este caso, la de la patrulla), pero de diferente modo. A mí también me han tocado buenos ratos con polis ("No, no tiren la caguama muchachos, tráiganselan"), pero tanto así como para ponerlos a actuar y llevar reality chow a mis amigos, ps no. Pero suena fantástico!! Afortundadamente ya no chupo, pero si lo hiciera, tendría que intentar algo así.
Cardamomo: También te recordará esa frase de Lakoff: "Hagas lo que hagas, NO pienses en un elefante"?
Ey, plaqueta, qué gusto verte acá. Sí, es parte de ser chairo tener no sólo anécdotas con policías, sino esa sabiduría urbana de largarse sin necesidad de dar (mucho) dinero. Todo chairo que se precie al menos una vez ha sido detenido, y si se precia más, ha llegado hasta los separos (ejem, como una orgullosa servidora). Y en todos los casos ha salido como gran chingón, asegún.
Post a Comment